El pueblo de Durro, pequeño y tranquilo, es un pueblo de tesoros multicolores: la frondosa vegetación del verano, los tostados cambiantes de los bosques en otoño, los matices del blanco del invierno… y durante todo el El tesoro del románico, majestuoso e inamovible. Inmergida en este marco, encontramos casa Siscarri, adosada a la casa solariega. Se trata de una construcción moderna que se ha levantado siguiendo los cánones arquitectónicos tradicionales del país: paredes de piedra, balcones y ventanas de madera y tejados de pizarra. Consta de dos alojamientos de tres plazas, cada uno de los cuales lo forman dos habitaciones, un baño completo, un comedor con balcón y cocina completa con horno, lavadora y nevera. La situación, tanto del pueblo de Durro como de la casa, le proporciona una gran luminosidad y unas magníficas vistas de las montañas del entorno.